Es un proceso de transformación y crecimiento.  Un proceso de maduración, mediante el cual los bailarines se convierten en artistas. Este método lleva a los bailarines por un camino que exige un trabajo duro disciplinado, centrado e inteligente. Fomenta la creatividad a través de la exploración guiada: un entorno nutrido y confiable donde se transfiere y explora el conocimiento artístico.

 

Esto ayuda a los bailarines a demostrar habilidades de movimiento de alta calidad con fuerza física, calidad estética y caminos alineados. Las habilidades técnicas se convierten en un vehículo para hablar con el cuerpo y un medio de expresión para comunicar la danza al más alto nivel.

 

El método comienza trabajando en el suelo con una serie de ejercicios destinados a despertar el potencial del cuerpo holístico.

 

Sigue una barra clásica que proporciona una entrada importante para entender completamente el trabajo extremadamente exigente físicamente. Sin embargo, está muy lejos de su forma tradicional y práctica. Iratxe proporciona imágenes para encender los sentidos y una poderosa sensación de aliento se usa para "contaminar" el cuerpo, la piel y los órganos con energía. El objetivo es estar completamente presente y alerta, y mantener esta concentración durante todo el proceso.

Inmediatamente después de la barra, los bailarines comienzan a explorar diferentes partes del cuerpo en una improvisación guiada. Es una experiencia multisensorial: vista, olfato, tacto y sonido.

 

Estos elementos están incorporados en el proceso desde el principio, pero en este punto, el cuerpo es cálido y alimentado, estable y ágil, y listo para dejar su ser y transformarse. Aunque la improvisación es una exploración altamente individual, Iratxe a menudo fomenta las interacciones dentro del grupo para aumentar la conciencia del momento presente que se está creando.

 

Luego se encuentra una creación de material coreográfico personal basado en las habilidades adquiridas durante la improvisación. El proceso de investigación personal se entrena individualmente con el objetivo de visualizar y trabajar con el material desde otra perspectiva y enriquecerlo.

El uso de la respiración es clave para comprender este proceso. El cuerpo se despierta y se vuelve flexible a través de la respiración profunda y luego se usa para mostrar dinamismos. Los bailarines aprenden que la respiración es el ímpetu inicial para dar a los movimientos la calidad deseada. A través del aliento, la musicalidad se entiende inteligentemente y así se muestra.